

01
La Mezcla con el Mundo
La mezcla del cristiano con este mundo es como diluir la luz en la oscuridad: se pierde el brillo y se confunde el propósito. Dios nos ha llamado a ser apartados con el fin de reflejar su carácter en medio de una generación que ama lo pasajero. Cuando el corazón comienza a abrazar las corrientes, costumbres y cosas que Dios aborrece, la fe se debilita y la identidad en Cristo se nubla, abriendo la puerta a la tibieza espiritual.

03
EL PODER DE LA SIEMBRA
La siembra no es pérdida; es inversión en lo eterno. Abraham nos enseñó que aún lo más valioso debe ponerse en el altar. La cosecha es inevitable para los que no desmayan. Hoy Dios sigue siendo el mismo: Él honra la semilla de los que creen.
Este mensaje nos enseña, que todo lo que dejemos en las manos de Dios, regresará a su tiempo sino desmayamos.


